sábado, 6 de noviembre de 2010

Middlemarch (II): Si hubiésemos sido más nobles...


Rayuela (E.A. 2010)

Para Eliot la novela era "simplemente una serie de experimentos sobre la vida, un intento de ver de lo que pueden ser capaces nuestro pensamiento y nuestra emoción". De esos experimentos sobre la vida, la principal conclusión que extrajo fue que a pesar de todos los condicionantes sociales y biológicos, el individuo puede cambiarse a sí mismo porque su libertad es la clave de la naturaleza humana. Por eso los héroes de sus novelas son los personajes que encuentran el suficiente valor para enfrentarse a los cambios del destino y sobreponerse a sus errores y empezar una y otra vez.


Middlemarch no es una novela de amor, aunque cuente la historia del noviazgo y primeros años de matrimonio de tres parejas. Su tema es la bondad, y la capacidad que tiene la bondad y la nobleza de corazón de cambiar las vidas de las personas que están en contacto con ellas. Su heroína principal, Dorothea, es un ejemplo de esa idea de la libertad como fundamento de la vida. Bella, inteligente, ingenua, generosa y llena de fuerza vital, la historia de su vida es el "el extraño resultado de sus impulsos jóvenes y nobles al enfrentarse a los condicionamientos de una sociedad imperfecta, en la que los grandes sentimientos adquieren con frecuencia apariencia de errores y donde una gran fe toma apariencia de ilusión".

Los personajes se enfrentan a duras pruebas que afectan a sus sentimientos y a sus principios. Ante el peligro de que se desmorone todo aquello que sostiene sus vidas, se aferran a lo más valioso que encuentran dentro de sí mismos: ya no solo la capacidad racional de ver por fin la verdad de sus vidas, sino la fuerza espiritual que les lleva a cumplir con su deber cueste lo que cueste.

Es entonces cuando Dorothea encuentra en la nobleza de espíritu el arma más poderosa frente a los ataques de la vida, su mejor defensa frente a esas fuerzas oscuras que acosan nuestra integridad y amenazan la belleza, la inocencia y, en fin, todas aquellas reservas de bondad y verdad con las que nos embarcamos en la vida.

“Nunca deja de ser cierto que, si hubiésemos sido más nobles, las circunstancias habrían tenido menos fuerza contra nosotros”.

(La primera cita pertenece a un libro muy bueno que descubrí debajo de la almohada. El resto de citas son de la novela de George Eliot, publicada en España por la editorial Alba)



6 comentarios:

  1. Hola! Me ha recomendado @FrancescaBCN el libro, me lo ha proporcionado ;) ( qué largo!) y me parece que podría ser un candidato ideal para un mes de nuestra #sociedadliteraria...
    La inocencia y la nobleza son virtudes? recurrentes en los héroes y heroínas de nuestra cultura...pero siguen siendo atributos que sirvan de modelo de comportamiento? No perdimos la inocencia como cultura con la última guerra mundial? Buen tema ! Creo que va a ser muy interesante!

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  2. Yo sólo dije "me está encantando el libro, lee lo que ha escrito este socio nuestro, que te va a gustar"... pero Idoia se ha sacado de ahí, ella solita, una bonita idea: ¡este libro es candidato a ser leído en La Literaria!

    Ya veo que todos los leeré a destiempo (menos el de enero, que voy a ser formal y esperaré).

    En realidad venía a decir aquí que Middlemarch es una maravilla y que estoy sufriendo mucho viendo como Dorothea se va a equivocar, que lo sé yo, y sin embargo no tengo modo de avisarla... Mira que es inteligente pero, para eso de las emociones, se gasta una torpeza... (por lo menos al principio, tengo la esperanza de que aprenderá, lo que pasa es que tal vez será ya demasiado tarde).

    En fin, voy a trabajar duro para que me quede tiempo de leer un rato largo esta tarde, que acabo de empezar como aquel que dice y ya estoy enganchada a la novela... Gracias por la recomendación, Enrique!

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  3. Al principio Dorothea es completamente cerebral, ¿verdad, Francesca? No le importa que el hombre al que elija sea viejo y tenga una fea verruga en la barbilla. Pero dale tiempo para perder los papeles. Tengo apuntado en mi cuaderno esta frase de Eliot: "Nuestra felicidad depende de la calidad y amplitud de nuestra emoción". Dorothea es muy inteligente, es verdad, y eso le ayudará a comprender sus emociones. Y lo que plantea Idoia me parece muy interesante, daría para un debate enterito en La Sociedad (¡que envidia dan los de la sociedad de Guernsey! si no hay merienda no hay debate, ¿no podríamos hermanarnos con esa pandilla de chiflados?). No creo que esa idea de nobleza esté muy presente ya en nuestra cultura, pero nunca se ha necesitado más recuperarla. De lo que no estoy muy seguro es de que sea un buen libro para la Sociedad: ¿mil páginas no son muchas? Entre las personas que conozco que lo han leído, o lo han intentado, hay de todo: a unos les maravilla, pero otros se duermen.

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  4. No creo que el problema sea ni la edad ni la verruga... el problema es esa necesidad de admirar a alguien que anida en todos los que, voluntaria o involuntariamente, están rodeados de gente a la que no admiran... eso y que como no se ha enamorado nunca, no sabe la que se le viene encima... que lo sé yo... que esa va a ser encasquetarse el velo y conocer a otro que le va a gustar más que el de la verruga (vale sí, la verruga puede acabar siendo un problema...).

    Y yo sin tiempo para avanzar... y tengo 20 días para leerla, ni uno más... qué estress...

    (ves pensando otro libro para marzo, uno más bueno y más corto, va)

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  5. "Amplitud de emoción": Sólo ese concepto podríamos desmenuzarlo en un haz de elementos tan variados pero tan necesarios que los creo vitales. Poder distinguir la sensación, transmitirla, buscar cómo hacerlo mejor o peor pero buscar, darse tiempo para pensar y sentir, sin culpabilidad, sin exigencias, con dulce comprensión, y por qué no, también con com-pasión. Sí, ojalá pudiéramos darnos esa oportunidad :-).

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  6. Creo que pensamiento y emoción van siempre unidos en George Eliot. No en sus personajes, pero sí en la mirada de la escritora sobre ellos. Cuando ambos van unidos de forma armónica, aunque tengan que atravesar todo ese proceso que describe Idoia, entonces surgen esos "momentos divinos". Y el amor tiene mucho que ver en eso, y también en lo que le ocurre a Dorothea. No dejes de contárnoslo, Francesca.

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