domingo, 22 de mayo de 2011

Paisajes de tiempo


Era (E.A. 2011)


Era una primavera vacilante… El viento de otoño soplaba sobre Inglaterra… Era un atardecer de verano… Corría el mes de marzo y soplaba viento… En el campo era un día bastante normal, un día de la larga cadena de días que giraba a medida que los años… Salía el sol, muy despacio asomaba por el horizonte desprendiendo luz. Pero el cielo era tan amplio, tan limpio de nubes que iluminarlo requería tiempo… Era enero. Nevaba… Era una primavera luminosa…

Cada capítulo de ‘Los años’ comienza con una descripción del tiempo, como si Virginia Woolf quisiera atrapar ese instante invisible en el que una mano deja su huella en el aire al decir adiós. En esta novela hay unas cuantas escenas en las que un personaje se detiene detrás del cristal y mira al exterior como si viera sus recuerdos arrastrados por el viento. Parece que mientras los elementos de la naturaleza atraviesan el tiempo cabalgando sobre las horas, nosotros solo pudiéramos presenciar el paisaje del tiempo detrás de una ventana.
Los personajes intuyen que allí se esconde algún tipo de explicación secreta de la vida. Estamos hechos de tiempo, como estrellas fugaces cuyo brillo de un instante vale para la eternidad. De lejos parecemos puntos luminosos con una estela brillante, pero en el centro solo hay fragmentos, trozos de arena que se deshacen si los tocas. Y así vivimos, persiguiendo sueños del pasado…
¿Qué somos entonces? ¿De qué se compone la vida? ¿Cómo vivir entre cosas evanescentes? Leí este libro durante un viaje en tren. Creo que es el mejor lugar para leerlo. En las estaciones unos viajeros bajaban y otros subían, los andenes se quedaban vacíos, pero en ellos podías ver las sombras de los pasajeros del futuro; hacia el horizonte se extendían los campos de trigo y los árboles dejaban su mancha verde en la ventanilla cuando pasaban a toda velocidad. Un personaje encendía un cigarro y se quedaba frente a la ventana, mirando la calle donde, al anochecer, las casas se desvanecían. 
¿Y la felicidad? ¿Podemos atraparla? ¿Y la comprensión? ¿Está a nuestro alcance? ¿Podemos decir: éste es el centro de la vida? A veces decimos que sí: cuando sentimos que el tiempo no existe, en esos instantes de plenitud que nos arraigan a la tierra. El tiempo lo es todo: y no solo tenemos el tiempo presente, sino que recordamos. 

6 comentarios:

  1. El tiempo, el implacable, el que pasó...

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  2. Cada vez que pienso en el tiempo, me viene a la cabeza ese verso!

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  3. Cuando estamos en nuestro centro, el tiempo deja de existir porque "yo" dejo de existir, soy las nubes, las plantas, este hermoso Planeta y contelaciones enteras .... cuando dejo de existir "soy" .... soy por toda la eternidad .... la Vida y sus paradojas ....

    Que bien escribe usted caballero.

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  4. Gracias, Juana, por tus palabras. ¿Eres tan optimista? Ojalá la vida nos obsequie con esos momentos de plenitud, y sepamos apreciarlos.

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  5. ¿Sabes lo que más me gustó de tu post cuando lo leí?, fueron las preguntas que te/nos hacías al final "¿Y la felicidad? ¿Podemos atraparla? ¿Y la comprensión? ¿Está a nuestro alcance?" De repente descubrí que mientras que la primera me la hago mucho, la segunda... y pensé que sí, que la comprensión está a nuestro alcance, pero que hay veces en que somos estúpidos y nos olvidamos de hacer el ejercicio de ponernos en lugar del otro (incluso cuando ese "otro" sea la naturaleza), e intentar comprender.

    Juana no es optimista, Enrique, es realista ¡ella sabe dónde habitan las cosas importantes! te lo digo yo que tengo la suerte de conocerla ... Yo, por mi parte ando ahí, intentando aprender el camino para ir un poco más allá cada día...

    ¡Buen fin de semana!

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  6. ¿La vida no debería ser algo que uno pudiera producir y dominar?, se pregunta Eleanor en 'Los años', asombrada de que otros hablen de ella en su ausencia. He dejado pasar los días en busca de una respuesta, Francesca, pero como los días de la espera parece que no son muy tiernos en estos tiempos, dejo que sea Eleanor quien hable: "Forzosamente ha de haber otra vida... y no en sueños, sino aquí ya hora, en esta sala, con gente viva. Esto es demasiado breve, está demasiado fragmentado. No sabemos nada, ni siquiera acerca de nosotros mismos. Solo comenzamos a comprender, pensó, esto ahora, ahora aquello". ¿Y qué hizo Eleanor? "Mantuvo las manos ahuecadas; tenía la impresión de que quería encerrar en ellas el momento presente; retenerlo; quería llenarlo más y más, con el pasado, con el presente, con el futuro, hasta dejarlo resplandeciente, íntegro, brillante, con profunda comprensión". Tanto buscar y estaba aquí lo que quería decir.

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