domingo, 5 de junio de 2011

Deseos del Cielo


Una casa en la niebla (J. Martínez / 2011)


Tenían tanto miedo a equivocarse que dejaban sus vidas en manos del azar. Echaban a rodar los dados, pero con tanta fuerza que antes de que se detuvieran ya los habían perdido de vista. Entonces seguían buscando señales, mensajes ocultos, luces que les indicaran el camino. “Háblanos, universo, dinos si nuestras vidas son verdaderas. Dinos si podemos fiarnos de nuestros corazones. Y si este amor es auténtico, que cruce el cielo ahora una estrella fugaz”.
¿Quién no lo ha hecho alguna vez? ¿Quién se lo reprocharía? Eran vagabundos en el tiempo. Aunque los años borraban los contornos de sus recuerdos como la niebla que acecha las ventanas, ellos todavía eran confiados destinatarios de las palabras del cielo. El futuro parecía lejano y voraz, y les aterraba pensar que los sentimientos no perdurarían. Pero algo les decía que la espera podía ser dulce: es verdad que hay señales misteriosas, solo que quizá su tiempo no sea el nuestro; el universo nos responde, pero ¿entendemos su lenguaje?
Él recorrió una ciudad de la mañana a la noche, sin descanso, en busca de la esquina donde se produciría el encuentro fortuito. No la esperaba a ella, sino al juicio de la vida sobre su amor. Mientras tanto, ella se alejaba de la ciudad, subiéndose a taxis y trenes, no para huir de él, sino en busca de una tormenta que cancelara todos los viajes. Y cuando los dados se detengan y la niebla se adense hasta cegar las ventanas, ¿quién los guiará? ¿quién les acercará el uno al otro? Solos en la colina húmeda, solos en la acera nevada y en las estaciones sin trenes, ¿quién pronunciará la palabra esperada?
Los niños no creen en el azar ni en el destino, pero sí en los deseos del Cielo.  Yo, por si acaso, guardo pétalos entre las páginas de los libros, como señales del futuro, para los días en que pensaré que me he equivocado. Mis hijas me ven hacerlo, y cuando vamos al parque me traen más pétalos que páginas tiene el libro. 

12 comentarios:

  1. el universo nos responde, pero ¿entendemos su lenguaje? ....
    ¿Queremos entenderlo? .... para entenderlo hay que ir a un sitio sin nombre, pasar por la espesa oscuridad que daña, someterse al tsunami de todo tipo de emociones, de dolores, de martirios .... es el precio que hay que pagar por entender lo que es fácil, lo que ya sabemos .... ¿bajarias a ese infierno? .... se llega al más absoluto de los vacios, donde todo, absolutamente todo .... es posible.

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  2. Creo que no, Juana. Descrito así, preferiría que otros lo hicieran por mí. Al menos, no voluntariamente. Prefiero caminar hacia la luz.

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  3. Para llegar a la luz hay que integrar la oscuridad .... ese es el reto ....
    Saber lo que somos requiere cierto esfuerzo y bastante disciplina, no asustarse de lo que encuentras, mirar la locura de frente, ir escaso de equipaje de prejuicios y, algo bastante complejo para mucha gente, confiar, confiar en esta mágia que llamamos Vida.

    Y nadie lo puede hacer por ti, ese es el juego .... ¡divino juego!

    Mis descripciones son solo mias, soy muy dada a la exageración jajajajaja te aseguro que es mucho más divertido de lo que parece ....

    En el último post, Francesca ponía esta cita:

    Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él saco sangre.

    Clarice Lispector

    Tu escribes y, escribes bien, por tanto no creo que te asuste ....

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  4. ¿Y si la luz es más interesante que la oscuridad? ¡Y más difícil!

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  5. Siempre que tengas claro que no estás evadiéndote o huyendo .... puedes ir por donde te plazca.

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  6. Precioso blog, Enrique!! Me ha gustado mucho quedarme un rato por aquí. Las fotos, las palabras...Sólo me hace falta una taza de té al lado.
    Saludos!!

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  7. Gracias, María. Buscaré la manera de que puedas prepararte una taza de té para que vuelvas.

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  8. Gran foto. ¿La niebla no es eso? Luz y oscuridad en uno mismo. Por qué separarlo? Es como si aceptáramos que existe el infierno sólo para dar sentido al cielo. El pensamiento humano es muy dado a las dualidades. Lo blanco y la negro, el amor y el odio. Para dar sentido a los inventos del hombre necesitamos buscar o crear su opuesto. Cuando igual no existe. Puede que todas esas dualidades sólo sean dos puntos de vista de una misma cosa...
    Jesús, ahí te has salido... Lástima no poder verla más grande.

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  9. Por cierto, lo de "los deseos del cielo" me parece un gran eufemismo... y uno soberana tontería. Sólo una frase que suena bien. Los niños no creen en nada. Sólo en ellos mismos.

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  10. A ver si me ayudáis con una cuestión que me ronda por la cabeza desde hace tiempo, vosotros literatos defensores de la palabra ¿Por qué la frase "una estación sin trenes" es tan poética y evocadora y "una foto de una estación sin trenes" es tan insípida? Ponle un tren a una estación y la imagen cobra vida y sentido... y si le añades una figura humana ni te cuento... ¿No nos han vendido desde pequeños que una imagen vale más que mil palabras? Ayúdame hermanito...

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  11. Quique, no sabía que una foto mía podría inspirarte del modo en que lo ha hecho.
    ¡Me siento un tanto avergonzado!

    Esa foto la hacía cada mañana al salir el sol mientras en la casa todos dormíais. Fue buscada pues sabía que ese despertar tendría premio aunque tb es verdad que con las cámaras actuales sólo hay que darle al pulsador y hacer 50 fotos en una tacada, para luego buscar la luz, el brillo, el enfoque, el color que más transmite.

    GRACIAS A LOS ARROYAS Y A MI FAMILIA POR TODOS ESTOS VERANOS TAN INOLVIDABLES!!

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  12. Yo creo que los niños no saben lo que es confiar en sí mismos. Supongo que aceptan con naturalidad que vivimos dependiendo unos de otros, y que también dependemos de las cosas invisibles. Los demás estamos cada vez más ciegos. Me alegra mucho que vengas por aquí, a este lugar seguro, Domingo. Me ha hecho gracia esa llamada que haces a 'vosotros, literatos, defensores de la palabra'. Es verdad que los que vienen son así. Me gustaría ayudarte con lo que planteas sobre las estaciones, pero es difícil hacerlo solo. Es como esas preguntas que te plantean en la defensa de la tesis, que para responderlas tendrías que hacer una tesis nueva. Nos vendieron eso de la imagen y las mil palabras, pero ¡creía que no lo habíamos comprado! Una imagen y un texto pueden ser igualmente evocadoras, de forma diferente. Pero esa pregunta: ¿Por qué la frase "una estación sin trenes" es tan evocadora y "una foto de una estación sin trenes" es tan insípida? Creo que con esa frase John Berger escribiría un gran cuento. Yo te prometo pensar sobre ello.
    Gracias otra vez, ¡y a ti también Jesús! por esa foto que te robé, y por esos veranos, claro.

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