viernes, 1 de julio de 2011

Un almacén de cosas importantes


Jardín de Bértiz (E. A. 2011)

Imaginar algo es mejor que recordar algo, esa era la filosofía de Garp, el escritor que protagoniza El mundo según Garp, la novela más conocida de John Irving. La relación entre ficción y realidad, consideradas como vasos comunicantes en la conciencia de un novelista, o más concretamente, la relación entre la vida del autor y su obra, es uno de los temas fundamentales de esta novela.
El libro está dedicado a dos hijos del autor. En un prólogo escrito veinte años después de la publicación de la novela, Irving cuenta una conversación que tuvo con su hijo sobre el sentido de esta historia. Mientras el autor pensaba que la novela trataba sobre las tentaciones de la lujuria, la complejidad del compromiso o la vocación de novelista; su hijo de doce años opinaba, sin embargo, que trataba de El Sapo Sumergido, se decir, del miedo a la muerte, o más exactamente, del miedo a la muerte de los hijos.
El autor admite que su hijo tiene razón y concluye: “La novela trata del cuidado que uno tiene, y de que eso no basta”.
Irving piensa lo mismo que Garp y lo mismo que, unas cuantas novelas después, pensará el aprendiz de escritor de Una mujer difícil: no tiene sentido preguntarse si una historia es autobiográfica. Un compañero de colegio le preguntó al hijo de Irving si Garp era su padre. “No, mi padre no es Garp –respondió-, pero los temores de mi padre son los de Garp…, son los temores de cualquier padre”.
Y así el prólogo termina con esta frase terrible. “En mi imaginación, pierdo a mis hijos todos los días”.
***

Garp (padre, esposo y escritor) nos enseña que la misión de la literatura es infundir vida, para mantener con vida a todos los seres. Sobre todo a los que ya se han ido, insiste Garp. Y para eso se necesita algo más que memoria, que tiene que ver con el pasado. Es la imaginación la que habla del futuro. “Si la verdad convenía al relato, la revelaría sin titubeos; pero si alguna verdad no encajaba, no tenía ningún inconveniente en cambiarla”. ¿Quién no lo hace, si es la vida lo que está en juego?
“Solo la intensidad de la memoria mantiene al muerto vivo para siempre; la tarea del escritor consiste en imaginarlo todo de un modo tan personal que la ficción sea tan vívida como nuestros recuerdos reales”.
Garp sabía que hay cosas que solo pueden verse con la imaginación. Y esas son las cosas perdidas e importantes. “La novela tiene que ser mejor que la vida”, escribió.
¿Por qué los libros de Irving están repletos de accidentes, muertes, reveses del destino, fracasos emocionales y violencia, y sin embargo nos parecen rebosantes de vida y de deseo de vivir?
Quizá le ocurre como a Garp, que escribe solo en los momentos de mayor fuerza vital, cuando tiene tanta vida que puede enfrentarse a las desdichas del mundo, pletórico de compasión y rebosante de bondad.
Al final de la novela, la ficción, los recuerdos y la vida se unen en una corriente que se lleva por delante la tristeza. Si hay vida hay esperanza de poder utilizar toda la energía (imaginación y memoria) para defendernos con más vida. Una novela, dice Garp, solo es un almacén de todas las cosas importantes que un novelista no es capaz de emplear en su vida.

PS. "Si a Garp le hubieran concedido un deseo simple e inmenso, habría escogido el de poder convertir el mundo en un lugar seguro".

El mundo según Garp es la mejor novela de John Irving
antes de que escribiera Última noche en Twisted River

5 comentarios:

  1. Cuando leo algo que me gusta, que me absorbe hasta perder mi identidad, para convertirme en el libro, mi sensación es que se escribe para redimir a los fantasmas que andan vagando en nuestro interior, esos que se perdieron en un tiempo que no recuerdo, esos que vienen a que reescriban sus vidas, esas que tal vez no vivieron y, susurran a los que son capaces de escucharlos, historias y más historias de tiempos pasados o futuros .... no lo se ....

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  2. Hubo un tiempo en el que leí a Irving con voracidad. Cuando lees la obra de un autor de esa forma, un libro tras otro, probablemente no los disfrutas como deberías, pero estableces una especie de complicidad con el escritor: entiendes sus guiños, recuerdas situaciones de una novela cuando lees otra... lo conoces un poco, no sé si mucho...

    Dices que El mundo según Garp es la mejor novela de John Irving, antes de que escribiera Última noche en Twisted River, y deduzco que esta última te parece mejor. Pero sé que no has leído "Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra" y sin haber leído esa obra, nadie puede decir que ha leído la mejor novela de John Irving.

    El cine, a veces, le hace mucho daño a la literatura. Hay adaptaciones que deberían prohibirse, aunque de ellas salgan buenas películas.

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  3. A mí también me impresionó, en su día, lo del miedo a la muerte de los hijos como argumento de "El mundo según Garp".
    Enhorabuena. Captas y describes lo esencial (desde mi punto de vista) de Irving.
    Un abrazo
    Corto Cortés
    (voy como anónimo pues no me deja meter mi "identidad Google")

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  4. ¡Hola, amigos!

    Irving es un autor extraño, ¿verdad? Parece que intenta agotar la vida en sus novelas, pero luego no puede, claro, y empieza a dar vueltas y vueltas, investiga a través del tiempo, siempre buscando que la vida le hable a través de lo que les sucede a sus personajes. ¿Qué tiene la gente en común? -se pregunta-: “El fracaso del amor, la complejidad del compromiso, la necesidad de compasión”.

    ¿De eso habla también Príncipes de Maine, Francesca?

    Creo que Twisted River tiene algo mágico: el amor muy cerca de los fracasos, los errores y las tragedias.

    Gracias por vuestra compañía.

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  5. Sí, Enrique, "Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra" habla exactamente de eso. También de la soledad.

    Te gustaría. Te gustará. Me voy corriendo a leer tu nuevo post...

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