domingo, 28 de noviembre de 2010

Hacia el bosque de Ana María Matute


Ana María Matute en su bosque (E.A. 2010)

Se ha utilizado mucho estos días la imagen del bosque para describir el mundo de Ana María Matute, aprovechando que así lo explicó ella en un discurso: “Escribir para mí ha sido la constante voluntad de atravesar el espejo, de entrar en el bosque”. José Carlos Mainer añade que la escritura “es un bosque de letras pero la vida también es un bosque: un claustro y un misterio, una incitación a soñar y otra a autorreconocerse”.

Un bosque es un lugar misterioso, desconocido, lleno de sorpresas y donde uno perderá algo irremediablemente: “Desde mi primer cuento he querido comunicar la misma sensación de desánimo y pérdida: vivir es perder cosas, también”. Y como en los cuentos, para crecer tenemos que atravesar ese bosque. Lo que nos definirá como personas es la forma en que lo hagamos, y las cosas que perdamos. Porque el bosque es un lugar muy peligroso también (“Dice usted que muchos de mis cuentos son salvajes. No: la gente es salvaje. La vida es salvaje”).

¿Cómo nos las arreglaremos para cruzar ese bosque salvaje que es la vida? Sabemos que por el camino perderemos muchas cosas valiosas (algunas de ellas vitales, sin las cuales pensamos que no podremos seguir), pero ¿cómo haremos para no perdernos a nosotros mismos? ¿Y para no rendirnos y para no sucumbir? Cada uno elige su camino. El que tomó Matute, según lo cuenta Rosa Montero, es el de “el hada Campanilla volando esforzadamente sobre el abismo”, que recubre con polvos de oro la sobrecogedora oscuridad. Los cuentos nos ayudan a aceptar lo que perdemos, a calmar el dolor de las ausencias.


La vida nos empuja, pasa el tiempo y un día nos despertamos en un claro del bosque. Estamos fuera del paraíso y estamos desnudos. ¿Seguimos jugando? ¿Nos volvemos vengativos? Miramos alrededor y el bosque se hace más espeso por todas partes, pero no hay más remedio que seguir. La vida sigue siendo salvaje, y lo peor es que ahora lo sabemos. Hasta Peter Pan tiene miedo.


***



A mí me pasa como a Lucía Etxebarría, que está a punto de cumplir los 44 y nunca nadie en el instituto le explicó que Ana María Matute era una escritora de primera fila. Había otros que teníamos que leer: Sénder, Delibes, Sánchez Ferlosio. Cuando cumplí veinte, veinticinco años, ya fuera de las aulas, descubrí a Ignacio Aldecoa, García Hortelano, Carmen Laforet, Juan Goytisolo, Juan Marsé, Mercé Rodoreda, Martín Gaite, Torrente Ballester.  Nadie hablaba de Matute y nadie parecía echarla de menos: en la década de los ochenta y buena parte de los noventa no publicó nada. Y cuando finalmente lo hizo, en 1996, fue con un novelaco de mil páginas que todo el mundo se puso a leer en la playa. No es cierto, como dice Etxebarría, que se nos ocultaran sus obras ni que se diera prioridad a escritores más a la moda: sobrios, realistas, sesudos, es decir hombres. No es cierto. Esos que he nombrado son grandes, todos merecedores del Cervantes. Niguno suena a rancio, apolillado y caduco como insinúa Etxebarría.

Muchos de los comentarios que se han publicado estos días en la prensa están firmados por mujeres. Algunas parece que de lo que más se alegran es de que el Cervantes haya sido concedido a una mujer y diera igual quién sea ésta. Tampoco es cierto que haya una injusticia histórica con las mujeres en este premio. Quien piensa eso debería dar nombres y aclarar año a año qué ganador varón no lo merecía. La gran mayoría de los galardonados son indiscutibles y si hay alguno dudoso es tanto mujer como hombre. Y entre los olvidados lo mismo.

Y entre las mejores reseñas que he leído sobre Matute estos días también hay tanto mujeres como hombres. Lo mejor es que despiertan el interés por leer su obra. Su obra, pero ¿qué novelas? Eso es lo que a mí no me ha quedado claro. En mi biblioteca he encontrado un viejo ejemplar de bolsillo de Primera Memoria, comprado a principios de los noventa y nunca leído. 


Amigos y visitantes ocasionales: ¿Podéis ayudarme? ¿Cuál es la novela mejor de Matute que habéis leído?

5 comentarios:

  1. En su día leí "Olvidado Rey Gudú" y ahora me apetece mucho leer "Primera Memoria". Ana María Matute no ha sido valorada como merecía, pero es que creo que en lo que realmente brilló fue en los relatos cortos y esos (que yo tanto reivindico últimamente, ya sabes) son los grandes olvidados de nuestra literatura, se menosprecian como si en la escritura la cantidad primara sobre la calidad... Creo que este año se han publicado sus cuentos completos y voy a ir a por ellos sin prisa pero sin pausa.
    Es arriesgado recomendar lo que uno no ha leído, pero a veces puede salir bien, ¿no? ;-)

    "La puerta de la luna. Cuentos completos" Ana M. Matute. Ed. Destino, 2010. 880 páginas

    ResponderEliminar
  2. Yo, confiando que no te moleste, voy a dejar aquí solo un comienzo de novela. Para mi unos de los mejores inicios de todos los tiempos.
    "Cuando yo nací mis padres ya no se querían"
    Ana María Matute
    Paraiso inhabitado, editorial DESTİNO, 2008.

    ResponderEliminar
  3. Sí, uno de los mejores comienzos del mundo, pero también uno de los más tristes. El otro día tuve ese libro en mis manos, pero como no había leído nada sobre él no lo compré. ¿Cómo es la continuación? ¿Igual de buena o solo igual de triste? También tuve el de los cuentos que se acaba de editar en bolsillo. Si vale la pena, Francesca, nos avisas. Yo alguna vez he recomendado libros que no he leído, pero casi siempre ha salido mal la jugada, y en alguna ocasión ha salido peor imposible. También es una buena forma de poner a prueba un libro utilizando a alguien como conejillo de indias. Es un riesgo: corres peligro de quedarte sin amigos.

    ResponderEliminar
  4. Es cierto eso que dices. Wendy me acusa de usarla como "test" cuando el libro tiene más de 600 páginas. No te puedo dar mi opinión sobre "Paraiso inhabitado" porque no lo terminé.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Señores, "Paraíso inhabitado" me espera en el Kindle... en cuantito que acabe con la historia de Dorotea (que un amigo me enredó para que leyese un tostón y ando retrasada con la evolución de los amores de la muchacha), me lanzaré en plancha a leer el libro de Ana María Matute... porque le tenía ganas ¿eh?... que yo como cobaya soy malísima, dejo los libros en un rincón a la menor sospecha de que estoy perdiendo el tiempo (a veces me precipito, lo sé, al menos debería leer 100 páginas, pero por ejemplo en el último no pasé de la 57...).

    Pues nada, paciencia y si se me esperan ustedes un poco, les informaré debidamente sobre la novela.

    ResponderEliminar

Hablemos...